De una manera simplista y absurdamente notoria.
Te quiero, con mi poca madurez aturdida en tu presencia,
Olvidando la triste realidad que aqueja al sentimiento.
Te quiero, porque la mañana trae de vuelta tu mirada,
Porque mi felicidad está atada a tus palabras,
Porque tu sonrisa eterniza mi existencia,
Aún sabiendo que me ves, y no ves nada.
Te quiero de un modo que no he querido jamás,
Con la debilidad de mi ser y fortaleza de mi esperanza.
En la agonía de mis sueños, desasidos en ti,
Por tu evidente indiferencia a mi existencia.
Arely Cortés González
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