Comenzaron a temer su soledad, y cual plaga,
Renegaron de la nostalgia, el llanto y el dolor.
Olvidaron el azul doliente que se aloja en su alma.
Buscaron inspiración en cosas vanas, lejos de ellos,
Cosas que pudiesen interpretar, que no temiesen mostrar.
Cediendo a la inoportuna obviedad de la razón,
Olvidaron la locura e insensatez. Se olvidaron de sí mismos.
Los verdaderos sentimientos hoy se esconden en la oscuridad
Temerosos de ser aniquilados por el equilibrio de los seres.
El suave azul, cual atardecer, se ha quedado con un tinte rojo,
Rojo cual sangre, sangre que arde, sangre que quema.
Yo, que fui azul, siento mi niñez desvanecerse.
Por el azul que hoy muere en mí, Por mi nostalgia abandonada
Por la alegría que hoy me embriaga y me impide llorar,
He de retomar mi locura. He de buscar la oscuridad.
Arely Cortés González
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