te ausentas en el balanceo de las horas,
pero regresas en cada primavera.
Eres la luz, no el sol.
Te leo y te sueño.
Como pequeña que sueña con respuestas,
princesa en el castillo que anhela el porvenir.
Te leo y te pierdo.
Entras y sales de mi memoria,
como olas cautivas que se encrustan en la area.
Soy la arena, arraigada en castillos diminutos.
Entras y sales por mis murallas.
Eres tantas cosas,
y a la vez no eres nada.
Eres mi eterno acompañante ausente.
Aún eres.
Arely Cortés González
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