¿Está muerto? Ella sintió que su corazón latía tan rápido como los carros que pasaban frente a la parada. A causa del calor, o la impresión quizá, un cansancio agobiante empezó a invadir su cuerpo. No podía dejar de pensar en su imagen desaliñada frente al aparador de aquella tienda. Sentía que la mirada acusante del hombre que yacía en el piso la juzgaba. Le recordaba el menosprecio de aquellas mujeres arrogantes que entraban y salían de los vestidores.
El concretó tragaba la sangre que parecía esparcirse hacia ella. Dio dos pasos hacia tras, su temblor en las manos reflejaba más el asco por el pedazo de carne inerte, que temor por las consecuencias.
El grito desesperado de una mujer que la veía con miedo, la hizo comprender todo.
-Yo lo mate.
El concretó tragaba la sangre que parecía esparcirse hacia ella. Dio dos pasos hacia tras, su temblor en las manos reflejaba más el asco por el pedazo de carne inerte, que temor por las consecuencias.
El grito desesperado de una mujer que la veía con miedo, la hizo comprender todo.
-Yo lo mate.
Arely Cortés González
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