Arely, enajeda en aquel inútil trabajo. Otra vez. Quizás.
Pero esta vez de un manera menos sorprendente, a causa de ser inducido (o simplemente fortalecido). Más humilde, y menos torpe. Más conciente, menos improvisado. O más. Sí, definitivamente más. Con más desvaríos, menos pensamientos y más pensamientos. Aquellos que se leen en las miradas, en las palabras y en los silencios (por supuesto que se leen en los silencios).
Pero poco (o mucho) hay por hacer, porque esta vez la hondura insobornable es menos perpicaz, más inocente (a su modo) y más necesitada.
Pero tú (en un sentido universal del tú, la negación del yo), como otras veces, no lo necesitas.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
People should read this.
Post a Comment