No has dejado de ser. Aquel que fuiste. Aquel que ya no eres. No has dejado de ser.
Que yo recuerde, la calle no se bifurcaba. Había pequeños callejoncitos que parecían distraerte del camino. Pero la calle no se bifurcaba. Era la única empedrada. Todos lo sabían. Excepto, claro, yo que la caminaba. ¿Y ahora? Solo quedan ruinas. Sin calles. Sin pasajes. Y aún creo que no puedo reponerme. Aún no.
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